Dinamarca se ha convertido en uno de los destinos favoritos del norte de Europa y no es difícil imaginar el motivo: la riqueza de sus rincones y paisajes, con bosques, playas y lagos, castillos de ensueño y acantilados salvajes que ofrecen una experiencia diversa y completa a cualquier viajero.
Su capital, Copenhague, es el ejemplo perfecto y un punto de partida ideal para descubrir el país. El centro de la ciudad es el barrio de Christianshavn, donde se encuentran varios de los hoteles de Dinamarca más elegantes y sofisticados, como el establecimiento de 5 estrellas NH Collection Copenhagen, que ocupa un edificio emblemático completamente reformado y con unas vistas espectaculares del puerto de Nyhavn.
Desde este lugar, a 2 kilómetros a la redonda, descubrirá varios de los puntos de interés turístico más destacados de la ciudad, como el Museo Nacional, con los mayores tesoros de la cultura danesa de miles de años de antigüedad, el Castillo de Rosenborg, que alberga las joyas de la corona danesa, y los palacios de Amalienborg y Christianborg, donde residen la familia real y el primer ministro, respectivamente. Tampoco podemos olvidarnos de los rincones más emblemáticos de la ciudad y el país: los Jardines Tívoli, uno de los parques de atracciones en activo más antiguos del mundo, y la estatua de La Sirenita, una visita imprescindible.
Copenhague, famosa por su calidad de vida y la felicidad de sus habitaciones, también cuenta con platos tradicionales como el smørrebrød, pan con mantequilla y numerosos ingredientes, o el clásico arenque, muy presente en su gastronomía. Además, quizá también le apetezca probar la tendencia culinaria de la nueva cocina nórdica, cuyo representante más destacado es el restaurante de dos estrellas Michelin Noma (término compuesto que significa “comida nórdica”) en Copenhague. Noma, que aboga por el uso de ingredientes locales y reinterpreta la cocina nórdica clásica, ha sido elegido en varias ocasiones como Mejor restaurante del mundo según la revista Restaurant y consiguió el segundo puesto en 2019.
Más allá de sus espectaculares edificios, el país, situado al borde del continente, también es famoso por sus impresionantes costas y acantilados, con vistas como la del faro de Rubjerg Knude, que pierde terreno en favor del mar cada año; los acantilados blancos de Mons Klint, punto de encuentro de las remolcadoras de Sgen, o los más de dos mil cuervos que viven en los robles de Jægersbog Dyrehave.